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5 ideas para ahorrar más de 100 litros de agua diarios

Desde niño, en mi casa, siempre me enseñaron a cuidar del agua. No porque se pensaba que se iba a acabar, sino simplemente por aprender a ser un poco responsable. En la escuela nos enseñaron que era un recurso “renovable”, y creo que, siempre pensamos que era algo inagotable. La idea era que el sol la evaporaba, esta se condensaba e, inevitablemente, regresaba en forma de lluvia. Hoy vemos con cierta preocupación que no es así.

Al pasar del tiempo he ido descubriendo que esto es hoy un gran problema, del que sólo vemos la punta del iceberg. Aún recuerdo algunas conversaciones sobre el llamado “Día cero”, el día que nos quedaríamos sin agua.  Yo, por mi parte, lo anuncié con muchos de mis seres queridos, con las personas conocidas y hasta intenté publicar algo al respecto. Nadie pareció interesarse en lo que decía. Hoy vemos que el agua comienza a escasear y no sólo hablo de ciudades como Monterrey, en México, que se han quedado sin agua; sino de España, países y hasta el continente africano, donde este es un problema ya palpable. Hoy por hoy, continuamente hay noticias de la escasez, de como las presas, ríos, lagos y lagunas comienzan a vaciarse y algunas a secarse.

Consciente de este problema, es que comparto algunas ideas de las cosas que hago y que conozco:

1. Siembra un árbol

El filósofo y agricultor Japones Masanobu Fukuoka decía que aún en el desierto hay agua, el problema es que las altas temperaturas la evaporan y no se hace nada para retenerla. Según Fukuoka, si comenzamos por acolchar con hojas la tierra y sembrar árboles suficientes, se puede revertir el efecto solar y se puede reverdecer la tierra, cambiando el desierto en bosques. Él incluso lo trabajó en Irán.

El primer gran problema, es que hemos cambiado el bosque, la tierra, por asfalto y cemento. Los grandes lotes de estacionamiento (aparcamiento), las comunidades con sus cables de luz y teléfono, el levantamiento de aceras, la necesidad de ampliar avenidas, carreteras o calles; todo ha contribuido al derribado de árboles y a nadie parece importarle: “Es el progreso”, señalan algunos. Bueno, pues yo aseguro que no es el progreso, sino los pasos a la destrucción del planeta y del ser humano.

Por esto, mi primer recomendación para que volvamos a tener agua es: sembrar. No tiene que ser forzosamente un árbol. Puedes sembrar cualquier planta, siempre y cuando ésta proporcione cierta sombra y permita a la tierra reabsorber humedad. ¡Siembra! Y el suelo restante cúbrelo dentro de lo posible con hojas secas, pasto seco, o capas que contribuyan a mantener la tierra fresca. Si de plano no encuentras nada de esto, puedes poner papel o cartón triturado. No se trata de hacer que tu espacio se convierta en un muladar, sino de hacer una capa de acolchamiento, lo suficientemente grande como para que el agua no se evapore más.

2. Evita las aguas negras, usa un sanitario seco.

Cada que puedo, y con cierto orgullo, saco este tema a la conversación. Nosotros NO usamos un sanitario normal, sino un sanitario seco. Y eso… ¿Qué es? No es otra cosa más que un sanitario que en vez de conectarse a la cloaca, recolecta el excremento y la orina, se cubre uno con aserrín y el otro prácticamente se aísla para evitar olores. Al final del día, ambos se mandan a la composta y se convierten en abono o fertilizante para las plantas.

Te presento un dato interesante: ¿Sabías que cada que orinas, en promedio expeles entre 150 y 500 ml de orina? El sanitario ahorrador, comercial, más eficiente, gasta alrededor de 4 litros por descarga. ¡Piénsalo un instante! Cada vez que orinas, expeles en promedio 250 ml de orina. Si vas al baño unas 6 veces al días, habrás sacado 1.5 litros de orina. A cambio, tiraste 24 litros de agua potable al drenaje. ¿No te sorprende? Si en tu casa son 2 personas, diario tiran casi 50 litros de agua y si son 4 casi 100, entre todos. ¿Verdad que cuando se ve así, se entiende mejor el impacto? Y te pido que eso lo multipliques por 365 y verás la cantidad de agua que se desperdicia al año por persona. Esto sin hablar del excremento, cuyo principal problema es solamente que en gran proporción está compuesto de agua. De igual forma, por cada 250 gramos de excremento, usamos al menos 4 a 6 litros de agua potable, para arrojarlo al caño.

¿Mi propuesta?

Por radical que parezca, invertir en un sanitario seco. No huelen mal. A mi parecer, son incluso más limpios que el sanitario normal. Lo puedes colocar en donde prefieras y no necesitas instalación especial.  Al final del día son tan caros o baratos como tú los quieras hacer. Si lo compras ya hecho, anda en unos $200 USD aproximadamente. Si lo fabricas, puede salirte gratis. Yo lo hice de madera desechada. Lo único que compré fueron las cubetas en donde colectamos las excretas. Incluso los botes de la orina han sido de material reciclado. (Dejo este tema para otra entrada del blog).

Cuando salgo de viaje y estaré en un lugar por más de un par de semanas, me fabrico mi propio mingitorio con un par de botes de agua. El ahorro de agua es brutal y realmente no se generan incomodidades ni malos olores. La orina mezclada en una proporción de 1 a 3 con agua, se convierte en un fertilizante de primera. Yo le agrego agua que usaré para regar y con eso riego incluso el pasto del lugar que estoy visitando. No hay molestias ni malos olores.

3. Usa una palangana grande para bañarte.

Otra importante “fuga” de agua, viene de la regadera. A mi entender, en la ciudad de Monterrey, México, muchas personas han comenzado a tener que bañarse a cubetazos, pues no hay agua suficiente. Mi sugerencia es muy sencilla, consigue una palangana y métete dentro de ella. Cuando te bañes, el agua jabonosa será recolectada, en vez de enviada al drenaje. Si te bañaste con cubetas, obtendrás más o menos la misma cantidad de agua. Si lo hiciste desde la regadera, habrás colectado al menos una cubeta de agua; aunque estoy seguro de que será mucho más. Esta agua puede ser utilizada para regar plantas, lavar carros, trapear, o aquello que requieras que no sea de alta desinfección.

Si no has cambiado por un sanitario seco, el agua que salga de aquí la puedes usar en el sanitario. Mi sugerencia es además no llenar el depósito, sino que directamente arrojes el agua en el retrete. Esto implica otro ahorro más. Créeme que te sorprenderás por el ahorro de agua que habrás logrado.

4. El método Koester para lavar tus trastes.

En mis tiempos de estudiante viví un tiempo en Estados Unidos. Ese tiempo lo viví en una granja y mis padres americanos, como los llamo hasta la actualidad, se apellidan Koester. Ellos acostumbraban lavar los trastes de una manera muy interesante que les permitía ahorrar muchos litros de agua. En la casa había una tarja sencilla, creo que con una doble hubiera sido mucho más rápido.

Primero llenaban una palangana con agua. Decir: “la llenaban” es sólo una expresión, pues era como media palangana de agua solamente. Una vez que estaba lista, enjuagaban en ella los trastes. Toda esa agua llena de suciedad se mandaba directamente a la composta, pues tenía restos de comida y nutrientes que podían compostearse. Luego de vaciarla en una cubeta, para que alguien la llevara a la composta, volvían a llenar la palangana con agua y le agregaban jabón.

Los trastes ya estaban “limpios”, en el sentido de que no tenían ya rastro alguno de comida, lo único que había que hacer era enjabonarlos y así se hacía. Una vez que estaban todos enjabonados, se usaba esa agua jabonosa para otra actividad. Créelo o no, se veía casi limpia, pues el jabón se ensuciaba muy poco.

Finalmente, yo en mi ignorancia, los enjuagaba directamente en el chorro de agua. Mis padres los ponían a un lado y volvían a llenar la palangana de agua, así los pasaban por el agua de ésta y sólo se rellenaba una o dos veces, según la cantidad de trastes. ¡Inténtalo! Verás que es un ahorro impresionante.

Si de plano te da mucha flojera, y tienes dinero, mi sugerencia es el uso de una lavavajillas. Yo tengo una. Prácticamente usa entre cubeta y cubeta y media de agua para lavar los trastes de 4 personas de dos días de uso. Lo que yo hago es poner la manguera de desagüe en una cubeta, y con ella recolectar el agua que se iría al caño. Esta es la razón por la cual sé perfectamente el consumo de agua que llevan mis trastes. Esta agua, la uso para regar o en la composta, pues está también llena de partículas de comida o nutrientes para la composta.

5. Aprovechar el agua de la lavadora.

Dudé mucho si poner ésta o no, ya que creo que mucha gente la utiliza. Incluso mi madrina, que en paz descanse, la usaba. Se trata de que desconectes la lavadora del desagüe y el agua jabonosa de ésta la utilices de igual forma: para regar, lavar pisos, la composta o el auto.

La casa de mi madrina era pequeña, aún así tenía un pequeño patio trasero donde crecía un gran mandarino injertado con naranja y un sin número de plantas y flores que eran su orgullo. Cada que yo le preguntaba sobre su jardín, ella se regodeaba en decir que ¡nunca había usado una gota de agua de la ciudad! Que debía su buen desempeño al cascarón de huevo que aventaba y al continuo riego con el agua de la lavadora. Hasta hoy, yo le creo. Nunca le faltó agua a esas plantas. A pesar del calor, creaba un microclima que se mantenía húmedo gracias al continuo riego y a la sombra del cascarón de huevo.

Conclusión

Si bien pudieran parecer poca cosa las ideas aquí mostradas, te aseguro que el ahorro de agua puede ser mayor a los cien litros por día. Hemos hecho muchas pruebas contra otras casas, familias y demás. Aún y cuando el suministro de agua de la ciudad pudiera ser cortado por “x” o “y” razón, nosotros podemos pasar el día entero con 2 o 3 cubetas de agua. Incluyendo nuestro baño diario, el lavado de los trastes (a mano pues no hay agua que llegue a la lavavajillas), la limpieza propia de la casa y demás tareas diarias. Y hemos hecho pruebas de poder lavar ropa con un mínimo de agua. Esa la debo, porque ¡son los secretos que guarda mi esposa!

Cuéntanos: ¿Qué otras ideas has implementado? ¿Qué otro consejo nos compartirías?

 

Escrito por: Ricardo Martínez Verduzco. «Por un mundo sin hambre…»

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